Amarás a tu hijo con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas, pero sabiamente con toda tu mente.
Pensarás que tu hijo no es algo que te pertenece, sino que es un individuo.
Considerarás que su amor y su respecto no es algo que debes demandar, sino algo digno de ganarse.
Cada vez que pierdes la paciencia con sus desatinos y su inmadurez deberás recordar los errores y las aventuras infantiles que precedieron a tu madurez.
Deberás recordar que tu hijo ve en ti un héroe y toma tu pensamiento siempre como el verdadero.
Recordarás también que tu ejemplo es más elocuente que tus correcciones y tus consejos.
Te esforzarás más por ser una luz que ilumine el sendero de su vida que por trazarle un camino.
Enseñaras a tu hijo a valerse por sí mismo y salvar sus propias dificultades.
Enseñarás a tu hijo a ver la belleza, a practicar la bondad, a amar la verdad, a vivir la amistad.
Harás del lugar en donde vivas un verdadero hogar, un refugio de felicidad para ti mismo, para tus hijos, para tus amigos, y para los amigos de tus hijos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario